Uno de los múltiples food trucks del festival, el del Grasshopper Ramen Bar. © Raquel Bueno.
Hay trenes en la vida que sólo pasan una vez. Por suerte, hay muchos otros en los que puedes subirte y repetir, y ya le vas pillando el gusto al viaje. Uno de ellos, sin duda, es experimentar en tus propias carnes un festival de música. Porque, seamos sinceros, pocas cosas mejores hay en esta vida que la música en directo. Añádele el mar de fondo con un par de veleros surcando el horizonte, la luna llena como linterna y el impresionante clima de Barcelona a comienzos de junio y ya lo tienes: has ido a parar al Primavera Sound. Y una vez allí, qué demonios: repite. Repite porque puedes. Porque quieres. O, simplemente, porque no hacerlo –con carteles de este calibre– sería prácticamente una falta de educación. ¿No te convences? Sigue leyendo…
© Raquel Bueno.
1. Por la música
Sí, sí… Ya lo sé. ¿Para qué ibas a ir a un festival de música si no? La música, lógicamente, debería ser tu razón número uno para asistir a cualquier festival (aunque bueno, tu verás). Pero este año la organización ha ido un paso más allá y ha decidido, simple y llanamente, lucirse y traer hasta las tierras de Barcelona de lo bueno, lo mejor: empezando por el concierto gratuito que daría el pistoletazo de salida al festival el miércoles con Belle and Sebastian. A éste le seguiría Vince Staples, la noche del jueves, que haría saltar en la pista hasta a las almas muertas. Y una impresionante puesta en escena de The National, el sábado por la tarde, que dejaría caer alguna que otra lágrima entre el público al unísono con la caída del sol.
El concierto de Father John Misty, al atardecer. © Raquel Bueno.
Migos se echarían atrás en el último momento (perderían el vuelo o, por lo menos, esa sería la excusa oficial del festival), despertando entre el público un breve escalofrío de decepción. Aunque, como con todo en esta vida, hasta las malas noticias tienen su parte buena y más de uno aprovecharía la ocasión para descubrir –de rebote– la increíble voz de ángel de Jorja Smith. Tyler The Creator cerraría la noche por todo lo alto, aclamado por una audiencia (llamémosla así) extasiada entre nubes de polvo; y traería hasta el escenario a su buen amigo A$AP Rocky en una espontánea interpretación de Who Dat Boy que enloquecería a la masa. Sin duda uno de los mejores momentos del festival.
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Aunque, por supuesto, éste se reservó para la jornada del sábado su plato más fuerte: Car Seat Headrest para calentar motores, una extraordinaria actuación de Arctic Monkeys de la que te irías pensando que ya lo has hecho todo en esta vida y A$AP Rocky, entre muchos otros, que cerraría uno de los mayores escenarios del festival entre –literalmente– fuegos artificiales. Y aunque será difícil superarlo, francamente, con un cartel así… Quieres volver. Al año que viene, y al siguiente, y al otro…
La puesta de sol, uno de los mejores momentos del festival. © Raquel Bueno.
2. Por el paisaje
Aunque pueda pasar desapercibido ante los ojos de más de uno, éste es sin duda otra razón de peso para desembolsar en un festival lo que viene siendo la paga de medio mes. En el caso del Primavera, sin duda, vale la pena: el Parc del Fòrum resulta la localización perfecta para la celebración de la música. De allí que, entre concierto y concierto, sea más que recomendable demorarse en un paseo recreativo resiguiendo los márgenes del puerto y de la costa barcelonesa.
© Raquel Bueno.
Que haya zonas de sombra y césped por todas partes (aunque habrá quien, con razón, los llame oasis) también ayuda. Y, para los amantes de la fotografía, el reflejo del atardecer con el mar como espejo en plena golden hour actuará como un bálsamo espiritual al más puro estilo del Jardín de las delicias. Querrás volver… Palabra.
La importancia está en los detalles… © Raquel Bueno.
3. Por el ambiente
Cualquier yonqui de los festivales asentirá con la cabeza ante esta razón. Y es que el ambiente de los festivales conlleva con él un peligro intrínseco: es altamente adictivo. En el caso del Primavera, las expectativas se cumplen sin dilación. El hecho de que el festival tenga lugar en Barcelona ya es, per se, un motivo de peso. Pero es que, además, el recinto está plagado de pequeñas obras de arte escondidas por todas partes (y hasta puede leerse entre sus líneas algún que otro mensaje político).
A$AP Rocky cerró su actuación con fuegos artificiales. © Raquel Bueno.
Es, además, literalmente apto para todos los públicos: desde niños hasta los fanáticos más puretas. Y las opciones de comida y bebida son prácticamente infinitas: desde pizzas hechas al momento en horno de leña y comida rápida –pero de calidad– hasta açai bowls, ramen, café, spritz… Y opciones vegetarianas y veganas para todos los gustos y colores.
© Raquel Bueno.
¿Lo mejor? Es también una oportunidad perfecta para descubrir nuevos talentos de la música porque, vayas donde vayas, la buena música en el festival está garantizada. Pero, como en todo, la belleza está en los detalles. Por eso, si con palabras no te convences, ya sabes: una imagen…