
Suzy Menkes, editora sénior de la revista Vogue París, asistió como panelista a un seminario en Nueva York con el nombre de «Fashion Displacement», organizado por la escuela de moda italiana Polimoda, situada en Florencia. Trataba de abordar temas referentes a la educación en un momento de cambio, desde las redes sociales hasta la menguante influencia de los diseñadores estrella, que ella ha resumido en un artículo para Vogue. «Organizamos este evento de panel para discutir el futuro de la moda y la educación de moda, lo que significa tomar una posición sobre el tipo de futuro que queremos para nuestros estudiantes», anunció Danilo Venturi, decano de Polimoda. «No estamos interesados en el glamur, sino en una conversación inteligente», añadió.
Aimee Song, diseñadora de interiores con 4,1 millones de seguidores de Instagram; la consultora de moda y activista verde Julie Gilhart; Rio Uribe, fundador de la marca Gypsy Sport; Sarah Kozlowski, directora de educación y desarrollo profesional para el CFDA (Consejo de Diseñadores de Moda de América); Burak Cakmak, decano de Moda en Parsons School of Design en Nueva York; Y Fabio Piras, director de Curso de Moda de MA en Central Saint Martins en Londres, junto a Suzy Menkes suman los ocho panelistas que fueron moderados a lo largo del seminario por Linda Loppa, directora y asesora en estrategia y visión en Polimoda.
¿La industria sigue necesitando diseñadores estrella? Fue la pregunta que dio comienzo a una discusión sobre la educación global y a la que se responde que el estatus de estrella era un plus cuando el estrellato tenía cierto interés, pero para las grandes marcas lo que importa es seguir creando. Incluso algunos diseñadores, como Rio Uribe, deciden ignorar los códigos de la industria de la moda. “Sugerí que el concepto de contratar a un diseñador dinámico como director creativo para una marca existente se había desarrollado durante los últimos 20 años”, explica Suzy Menkes en Vogue, donde continúa diciendo que las casas de moda se desesperan por encontrar en estos diseñadores la forma de rejuvenecer las marcas, aunque después de encontrarlos, se dan cuenta de que este trabajo lo pueden hacer solos. ¿Un ejemplo? John Galliano en Christian Dior en 1996, Alexander McQueen en Givenchy o Tom Ford en Gucci.

“Todo estaba cambiando, como la forma en que se realizaba el comercio e incluyendo, por supuesto, las ventas digitales”, no solo hay cambios en los diseñadores o el perfil de los clientes, añadió Julie Gilhart. Quién siguió insinuando que ahora, con las tecnologías, incluso un niño puede hacer una colección desde su casa y que triunfe en las redes “necesitan aprender a aburrirse” concluye ella.
Por su parte, Linda Loppa resumió la situación actual con estas palabras: «El perfil del diseñador ha cambiado, el comportamiento del consumidor ha cambiado, el ritmo del diseño ha cambiado – así que ¿cómo podemos abordar los problemas globales en un programa educativo?». Danilo Venturi respondió que la clave estaba en las «conversiones» que ocurrían en la sociedad, aunque Fabio Piras contestaba a esto que diseñar moda lo puede hacer todo el mundo, pero en las escuelas se debe enseñar a hacer uso del lápiz. “Recolectar nuevas ideas, nuevas personas y nuevas formas de hacer las cosas todos los días. No se trata del ciclo existente, sino de los nuevos ciclos que se pueden crear a partir de ese viaje en sus cuatro años de escuela», concluyó Burak Cakmak.
Vía Vogue.