La última jornada de la semana nos hizo madrugar para conocer las propuestas de la jovencísima Eline van Ree, diseñadora belga enamorada de la ciudad de Barcelona en la que actualmente vive y crea su firma. Instantes previos al arranque del desfile, aún podíamos verla revolotear emocionada y nerviosa por la pista, saludando a prensa y amigos. Se estrenaba en pasarela.
Con una puesta en escena dominada por una luz azul, empezó el espectáculo. Su colección Twiggy remite a siluetas de inspiración años veinte y estampados cubistas que miran a Picasso. La paleta de colores no admite más que el plata, el blanco, el negro, el verde botella y un sobresaliente azul eléctrico. Sólo el nude encontró un hueco en el calzado de charol.
El show empezó con outfits protagonizados por fulares en punto jacquard, con aires aún invernales que fueron desapareciendo. Las modelos desfilaron con estas prendas rodeando sus rostros, para mostrar el apoyo que la diseñadora belga da al proyecto Madame Seguin, obra de dos jóvenes empresarios que están creando fábricas en Mongolia para apoyar y promover la producción local de lana y cachemir, industrias cada vez más castigadas por el fast fashion. Eline van Ree apunta a la sostenibilidad y apuesta por una moda ética y honesta, pues todos sus diseños se producen en fábricas familiares de Barcelona.
Cómo ya nos adelantó la semana pasada, el desfile siguió una línea narrativa y, en cierto modo, cronológica: la colección empezó con looks de tardes de marzo y terminó en diseños para noches de julio. El punto dio paso a la seda y a las transparencias en blusas y vestidos de aspecto más liviano. “La colección empieza con siluetas gráficas hasta convertirse lentamente en prendas más frívolas”, explicaba la propia Eline.
La joven diseñadora ya sabía lo importante que es que todo salga bien: “Realizar una pasarela es algo muy distinto a una sesión de fotografía. En las sesiones siempre puedes recurrir a retoques. En cambio, en la pasarela, sólo tienes una oportunidad.” Y no la desaprovechó. Al finalizar, agradeció los aplausos habiendo satisfecho nuestras expectativas.
La masterclass de Lynn Yaeger y Mickey Boardman
Más allá de las maravillosas colecciones de la pasarela, este viernes tuvo otros protagonistas: los gurús más extravagantes del panorama fashionista neoyorquino, Lynn Yaeger y Mickey Boardman. Ambos charlaron amistosamente, cómplices, olvidándose a ratos de la curiosidad del público. Fue una master class que tocó todos los temas bajo la órbita de la industria: sostenibilidad, el futuro del periodismo, el auge del street style, la excentricidad que los caracteriza… Lynn Yaeger dejó algún que otro titular apocalíptico diciendo que el periodismo escrito está ya obsoleto. Ojalá te equivoques, querida Lynn.
Miquel Suay y Blame Label, los ganadores

La 080 Barcelona Fashion despidió su 18º edición con el acto de entrega de premios, que contó entre el jurado con reconocidos editores de moda como Robbie Sinclair o la catalana Marina Vergès. El Premio Nacional a la mejor Colección fue para Miquel Suay quien agradeció la labor de la 080 y la confianza depositada en él: “Aquí me siento como en casa y aprendo mucho”. También tuvo palabras para sus colegas de pasarela: “He visto colecciones de alto nivel creativo”. Su colección, inspirada en la arquitectura arriesgada de Zaha Zadid, artista que lidera la vanguardia arquitectónica. El propio Suay la definía como poesía en movimiento fuera de cualquier lógica.

El Premio Nacional al Diseño Emergente by Desigual reconoció el estilo streetwear de Pablo Puig y su firma Blame que recogió incrédulo su galardón. Los premios han reconocido la marca catalana, apostando por firmas que diseñan y fabrican en Cataluña. Ambos volverán en la próxima edición de la fashion week barcelonesa con sus propuestas de invierno.
Se concluye así una edición tímida en cuanto a público, según cuentan sus organizadores pero notoria en la calidad de las colecciones y diseños. Nos vemos en febrero.