Aunque no paramos de llenarnos la boca con que a moda ética es el futuro y que nos encontramos ante un consumidor más consciente, parece que todavía nos queda un largo camino por recorrer. Al menos eso es lo que se deprende del estudio que la profesora Rebecca Walker Reczek del Fisher College of Business de la Universidad del Estado de Ohio acaba de llevar a cabo y que ya ha sido publicado online por el Journal of Consumer Psychology.
Y es que según este estudio, en el que también ha participado el profesor de marketing de la Universidad de Texas en Austin Julie Irwin y Daniel Zane, los consumidores en general no tenemos un gran interés en preguntarnos sobre las cuestiones éticas que envuelven la ropa que compramos y, más aún, tendemos a burlarnos de aquellos que lo hacen. Algo que, según Walker, es una reacción instintiva para protegernos de nuestra ignorancia voluntaria: “Es un círculo vicioso. Eliges no saber si un producto está realizado éticamente. Luego juzgas duramente a aquellos que lo hacen. Y en consecuencia tu interés por la ética en el futuro disminuye en lugar de aumentar”.
Para llegar a tan dura conclusión, el estudio se ha basado en varias pruebas realizadas a 147 universitarios en la que se partía de la evaluación de unos pantalones vaqueros desde el punto de vista del estilo, el lavado, el precio y un cuarto atributo que podían elegir entre dos opciones: la ética tras la producción de la prendao bien los plazos de entrega de la prenda por parte de la marca. Pues bien, la mayoría de estudiantes eligieron el segundo atributo y, lo que es más sorprendente, cuando se les pidió la opinión acerca de los que habían elegido el atributo de la ética se mofaron de ellos diciendo que lo hacían porque eran raros, aburridos e iban menos a la moda. “Los consumidores que eligen voluntariamente ser ignorante critican a los compradores éticos porque se sienten mal, y actuar así les hace sentir algo mejor”, asegura Walker.
Pero todavía hay más. Y es que en una segunda modalidad de la prueba, antes de poder juzgar, a los estudiantes que habían decidido ser “voluntariamente ignorantes” sobre cuestiones éticas, se les dio la oportunidad de hacer una donación a una ONG. Ante este escenario, aquellos que donaron el dinero fueron los que menos duramente se mofaron de sus compañeros “éticos”. «Si damos a las personas la oportunidad de demostrar su lado ético, lo son, pero se lo tenemos que poner fácil”, asegura Walker.
Finalmente, la tercera parte del estudio demostró que aquellos consumidores que habían decidido ser “ignorantes voluntarios” de las cuestiones éticas y que criticaron a sus compañeros más responsables, fueron los menos propensos a donar a una entidad.
De esta manera, y según los responsables del estudio, las marcas que trabajan bajo criterios éticos y de sostenibilidad deben realizar un importante esfuerzo para transmitir dicha información; y lo deben hacer de una manera divertida, ágil y sencilla. Y es que como asegura Alden Wicker, redactora de Refinery 29 y a quien debemos haber descubierto este estudio: “Los artículos que escribo acerca de marcas de moda ética y sostenible son los que menos visitas tienen; y cuando las tienen, los comentarios tienden a etiquetar la moda sostenible de fea, cara y a la gente que la promueve unos esnobs”.
Y tú, ¿crees que interesarse por la trazabilidad de una prenda es una actitud esnob y aburrida?
Vía Refinery 29 en Yahoo Style.
Fotos vía Nudie Jeans