Si el otro día se desvelaban algunos detalles del nuevo museo de Yves Saint Laurent en Marrakech, hoy nos llegan novedades de cómo será la remodelación del museo del diseñador francés en París, ubicado en el mismo lugar en el que desarrolló su trabajo durante casi 30 años y donde desde 2004 se encuentra la sede de su Fundación.
La novedad más interesante es que a partir de otoño de 2017 se podrá acceder, como parte de la visita al museo, al que fue el estudio del diseñador francés así como a sus antiguos salones de alta costura. Según leemos en WWD, los pocos afortunados que ya han podido disfrutar de este espacio –mayoritariamente periodistas- aseguran que, ubicado en el primer piso del edificio a las 5 de la Avenida Marceau, el estudio está como congelado en el tiempo. En el escritorio del modisto se pueden ver sus gafas, lápices e incluso algunos elementos decorativos, como una figura que representa su perro Moujik. En la pared, hay una portada enmarcada 1980 la revista W.
El museo también mostrará de manera permanente 70 piezas que irán rotando de manera periódica -para proteger su conservación – procedentes de la colección de la propia casa formada por 5.000 prendas de alta costura y 15.000 accesorios, así como miles de dibujos, fotografías y objetos.
Otras “joyas” del museo son los “cuadernos de trabajo” que Saint Laurent y Bergé tan bien supieron conservar y que incluyen, por ejemplo, todo el registro de compradores de la firma, entre los que destacan nombres como el de Grace de Mónaco, Catherine Deneuve o Claudia Cardinale. Además, cada prenda del estudio cuenta con una ficha propia (ficha d’atelier) en la que se especifica el trabajo y el cuidado de la prenda. «Este trabajo de conservación no lo ha llevado a cabo ninguna otra casa –comenta Bergé. A lo que añade: “ Yo lo hice desde el primer día porque creía que Yves Saint Laurent iba a ser el modisto más grande de finales del siglo XX. Ahora sé que tenía razón, y por lo tanto que mereció la pena hacerlo”.
Oras precauciones para conservar las prendas serán la necesidad de que los visitantes se equipen con zapatos y trajes especiales al entrar al espacio; la protección lumínica y de temperatura de la sala de conservación; la humedad relativa y una larga lista de advertencias que Sandrine Tinturier, responsable de la conservación en la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, procede a enumerar: las prendas de plumas, de terciopelo y los bordados siempre colgadas, nunca estiradas; dejar suficiente espacio entre prenda y prenda en los percheros, usar siempre correo aéreo para los envíos de piezas y siempre hacerlo en distintos lotes por si hay una accidente… y un largo etcétera. Aún así, tal y como asegura Tinturier «hay cosas aún no podemos impedir», como que el tul blanco se vuelva gris.
Ahora solo nos queda esperar a que llegue el otoño de 2017 y podamos disfrutar de todo ello en primera persona.
Créditos imágenes: Dominique Maitre. Vía WWD.