El gusto, la gracia, el porte, más que el lujo o la riqueza de las prendas,
eran los elementos que intervenían en la composición de esta imagen nueva,
reflejo de una individualidad irrepetible, en la que el traje no era sólo mera fachada
frente al mundo, sino, ante todo, la más clara expresión de la personalidad.
Lourdes Cerrillo Rubio
Esther Verdú vende sueños que tienen nombre propio y una industria detrás. Desde siempre le ha gustado la moda. aunque ella no decidiera montar su primera tienda 1997 sino que lo hizo Juan Salvadó, diseñador del Delta de l’Ebre con una historia en la moda italiana de quitarse el sombrero. Éste un día la puso ante el riesgo de tomar decisiones. Quiero montar una tienda si vienes a trabajar conmigo la abro y si no, pues no la abro. Desde entonces tomó las riendas de la tienda y se hizo a si misma al frente de Noténom, un referente en el negocio de la moda en Barcelona, ganándose una clientela fiel a la que se siente muy agradecida. Tenemos clientes que llevan 17 años con nosotros, que hemos crecido con ellos, como ella es fiel a las marcas que defiende desde el principio: Comme des Garçons, D-Squared, Filippa k y Neil Barret.
Durante estos años se ha convertido en una profesional de la moda ganando en madurez aunque esto no le impide disfrutar de llenar sus escaparates de la fantasía que como su amigo y maestro Salvadó cree que toda tienda debe tener. La experiencia también le ha dado una cultura sólida y autodidacta deseable en este negocio de luces y destellos. La cultura de moda es imprescindible. Ya sabes, la frase típica: conocer el pasado para conocer el presente. La historia de la moda es super importante para un profesional que esta de cara al público.
Confiesa que para tener un negocio como Noténom no se necesita tener nada especial sólo te tiene que gustar, conocer bien a tu clientela y el marco donde está ubicada la tienda. Algo que para ella parece natural y sencillo, es una meta complicada en estos días donde cualquier consumidor de moda puede comprar el producto que desea a través de internet. Se trata de vender y ofrecer un producto a la gente que consume moda en tu ciudad, e intentar en estos momentos ofrecer un producto diferenciado… Esta diferencia te puede salvar. En los años que lleva marcando goles como delantero, la tienda de moda, ha cambiado mucho. Lo que antes no se podía tener, a no ser que tuvieras la oportunidad de viajar, ahora te lo llevan a casa desde cualquier parte del mundo. Diferenciarte con el producto, crear una atmósfera y personalidad propia, que el cliente venga y se sienta a gusto y que le des la selección hecha de todo lo que necesita, porque desgraciadamente la gente no tiene tiempo.
Esther comprende que la estrategia del defensa en estos años de crisis ha marcado el ritmo del negocio, pero ella prefiere estar marcando, regateando, corriendo como un delantero para marcar un gol a la austeridad y la falta de color. En un negocio es muy importante estar en movimiento y buscar siempre pase, es decir, desmarcarte. La velocidad es esencial, un delantero rápido es imparable incluso si la historia te lo pone difícil. Ante la crisis no se dejado achantar, ha abierto dos tiendas con dos años de diferencia en el 2007 abre la tienda de zapatos Odd Barcelona, donde ofrece una selección de calzado y mochilas: Chie Mihara, Dolfie, NDC made by hand, Ash, See by Chloe… y en agosto del 2009 Noténom, en el Born, una tienda donde puede apostar por diseños más arriesgados porque su clientela es más cosmopolita.
Yo sé lo que me pide mi cliente, sé muy bien lo que quiere la calle, lo que se vende. Muchas veces compraría colecciones estupendas y maravillosas pero que sabes que no la vas a vender. Barcelona es una ciudad cosmopolita pero no deja de ser burguesa y bastante tradicional. Por eso, para ella, es tan importante el escaparate, el escaparate es donde arriesgas, y eso la hace feliz, porque también educar a la gente en gustos y sensibilidades es su oficio.
Esther Verdú hace salida hacia un spring de fondo de afinidades compartidas que buscan momentos de felicidad. Una filosfía perecedera que busca la belleza de uno mismo. Cuando un cliente sale contento de la tienda con una bolsa, y te da las gracias, eso, te llena de satisfacción.
Fotografías: Elena Kuroda