
Óscar León tiene un idilio con la nostalgia que siempre consigue transformar en poder femenino. En un desfile dirigido a suscitar emociones y reflexiones, sus prendas se orientan hacia mujeres atrevidas, enérgicas: “una mujer atrevida de actitud, una chica cañera con actitud fuerte, pero que tiene también su parte de sensibilidad.”
No hay lugar para casi nada más que el gris: “es la identidad de la marca, todas mis colecciones siempre son oscuras, gris, negro y blanco roto”. Para esta ocasión deja entrar tímidamente el rojo sanguíneo que ribeteaba la manta, prenda estrella de la colección a la que se adaptaban las demás piezas. Aunque aparentemente típicos, los tejidos -algodones, pieles- comparten la manipulación que los convierte en experimentales. Como ejemplo, el blanco roto que el diseñador modifica con café.


Destacaron las cremalleras y las cadenas, omnipresentes en todo el show, así como el vestido camisero en todas sus versiones. “Es una reflexión de una chica que juega con el recuerdo y los sentimientos”, nos decía Oscar León tras el desfile. Una reflexión sobre el pasado… por ello los imperdibles y las fotografías antiguas, por ello los mensajes tristones “Why?”, “We only part to meet again”.
Sensaciones, recuerdos… en esto se inspira el diseñador para escribir su cuento triste.


